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El viajero caminaba sin prisas por las calles de Madrid, era verano y hacia un sol sofocante, pero al viajero no le importaba demasiado. Camino del Prado hizo un alto en su camino, extrañado, se dio la vuelta y se fijo en la mujer que acababa de cruzarse. Inmediatamente el viajero la llamo y le preguntó que hacia ahi, donde habia estado tanto tiempo y que tenía pensado hacer. La mujer miró al caballero, no hacían falta palabras, sus ojos medio marrones medio verdes lo decían todo. ''Soy la Luna, te he estado buscando, ire donde tu vayas, donde tu quieras''. El viajero se separo un momento de ella para comprobar su identidad, efectivamente, era la luna, hija de madre Gaya, pero el viajero no terminaba de comprenderla. 

Luna-dijo el viajero.-no hables de mi, pues yo no quiero hablar de ti, yo solo quiero oir un nosotros.